miércoles, 27 de marzo de 2013

EL SER (Maniática)


Vuelvo del supermercado agotada con cuatro mil bolsas entre las manos. Entro a la cocina y ahí está él con su estúpido vaso de vino y con ese cigarro en la boca. Miro al suelo, no quiero ni saludarle, maldito engendro de mierda, ojalá mueras.

-Tú, golfa, ¿por qué has tardado tanto? ¿Me has traído el vino que te pedí? No querrás que te rompa esa asquerosa cara.
-Sí, están por estas bolsas…
-¡Llévala a la sala!

Cálmate Isabel, respira hondo, no pasa nada, guarda las cosas poquito a poco en la nevera, como si nada… Cuanto tarda Jacinto, este niño de verdad, me lleva por el valle de la amargura. Voy a preparar la comida que son las dos y si no este hombre se va a enfadar y no quiero escucharle.

-ISABEL, QUÉ MIERDAS ESTÁS HACIENDO, DÓNDE ESTÁ MI VINO. TRÁELO.

¡Se me había olvidado, mierda!
Corro como una gata en celo hasta la sala, cuando de repente resbalo por culpa de esa alfombra mal pegada. Por mi desgracia se rompe la botella de vino y mis rodillas quedan machacadas por los diminutos cristales que vagan por el suelo. No voy a llorar, soy una mujer fuerte, responsable, hermosa.
Tendré que ir a por el trapo, la fregona…

-PERO, ¡¿qué has hecho pedazo de mierda?!

Me empieza a pegar como si fuese un saco de arena.

-Para por favor, me estás haciendo daño…
-Sigue hablando puta, sigue hablando. Solamente te estoy enseñando la lección.

Qué ganas de coger el trozo de cristal y arrancarle la polla. 

-HIJA DE PUTA. ME HAS CORTADO LA PIERNA… Te vas a enterar…

Voy galopando hacia mi habitación. Por favor que venga Jacinto ya, le necesito aquí.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡ABRE LA PUTA PUERTA!!!!!!!!!!
Oigo el sonido de la puerta.
Espero que sea Jacinto. Tras la puerta escucho la conversación.

-¿Qué pasa papá?
-Tu hermana que está tonta, ha tirado la botella de vino al suelo y mira lo que me ha hecho en la pierna. Está loca, no aprenderá nunca, estoy harto, a ver cuando encuentra marido y se va de esta puta casa, yo ya no puedo hacer más, estoy hasta las pelotas…n…te….pu…

Mi padre se va alejando, mi hermano pequeño entra en la habitación y como siempre entra en el armario conmigo.
-Isabel no tardaré en recaudar todo el dinero, aguanta un poco más, lo siento de verdad. Perdóname.

Jacinto, corazón, no es tu culpa, es la mía, soy una pésima mujer, la peor… Mamá no supo enseñarme. Gracias por abrazarme, perdona que no pueda hablar, me duele todo.

-Ven conmigo al baño tata que te voy a curar las heridas.
...

Cinco días después y todo es igual que siempre, excepto mi padre, hoy es el peor día de todos está más borracho que nunca. Voy a seguir fregando como sin nada.

-ISSSSABEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEL!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
-¿¡Qué!?
Ais, por favor, que no sea nada.

-¿Qué forma ddddde trrrratar a tu prrrrrrad..padre son estas? 

Con el machete en mano empieza a descuartizar mi cuerpo. Grito, pero no me oyen. Le pego, pero mis brazos no pueden. Lloro, pero las lágrimas no borran la sangre, ni el dolor. 

Ya no me duele. Ya soy libre. Lo siento Jacinto, siempre te llevaré en mi corazón. OJALÁ TE PUDRAS EN EL INFIERNO CABRÓN. 


La 122 (de J. Mala Muerte)

"Todo cabrón que busque un buen chocho para pasar la noche será bienvenido.
La tercera copa siempre será gratis mientras sigas vivo.
Con unas hermosas vistas al vertedero de enfrente, nuestras habitaciones cuentan con minibar, agua potable, y televisión por cable.
No se lo piense, ¡traiga a su amante! Contamos con los asesinos a sueldo más profesionales, por un módico precio podrán incluso deshacerse de su cadáver, ofertas especiales todos los jueves.
Vengas, señoras y señores, no se arrepentirán, jamás hemos tenido cliente insatisfecho que no esté enterrado en el patio de atrás."



John, hace tiempo que recuerdo la 122
                                        en aquel motel de Carretera Mala Muerte,
y cómo el calibre de tu pistola encajaba perfectamente con el crimen de aquellas vírgenes.

Siempre encontraremos la paz
                                en la habitación perpetua.
La 122 con desayuno y televisión, piensas, y sonríes, Johnny porque, 
                                                                                                 tú siempre te haces de rogar.

Cada noche en la
                          122
                              desnudo en tu cama
                                           te haces el amor
                                                     envuelto en 
                                                              sábanas viejas.

Cada mañana en la
                            122 
                               a través de
                                          tu ventana
                                                 puedo imaginarte esperar
                                                                              envuelto en llamas.


 

lunes, 25 de marzo de 2013

Y YA (Maniática)

Incansablemente, noche y día, después de cada capullo podrido tras el camino de la desesperación, me encuentro sola. 
Cierro los ojos, intento masajear el infinito. 
Un solo círculo marca la nada, el doble e inconstante cero hará de ti lo efímero.

 Escucha tus jadeos sin más compás que tus ondeantes curvas. No tengas miedo, estamos hechas de éxtasis de hormonas, de esa vida que nos hace espaciales.
                La locura de esa pequeña lombriz que se alimenta de lo banal hace que la sensación de tristeza sea más inconclusa. No debes aferrarte a algo que jamás te perteneció. Aléjate de los colores que dañan tu vista. El momento en el que das tanto que tu rimel se corre antes que tú debes replantearte qué estás haciendo MAL.

Te imagino desnuda, un miércoles de verano, tumbada en la hierba, dejando que el rocío se pose en tu morena piel. Tus lágrimas se confunden con la naturaleza, aquella que quiere verte sufrir, y el destino exclama, extasiado: eres la puta que más idolatro, te dejo sufrir porque tus lágrimas me recuerdan al mar.”  
La puta eres tú destino que te disfrazas de mujer siendo un perro.

- Sin Título 1 - (de J. Mala Muerte)

Labios de silicona aparcan en la vereda.
El freno de mano se pierde entre esas largas piernas.
Ojos verdes enclaustrados en resina.
Una autopista que ninguno sabemos a donde lleva.

Acero ardiendo sobre piel de melocotón mojada.
Una gota de sudor se pasea descalza hacia las tetas blancas
                                         de nieve cortada.
Las manos que tiemblan al girar el volante en dirección contraria
                                                                   y cristales rotos sobre cuero curtido
                                                                                                              en la roja instancia.

Cuida mucho de ti, pequeña.
Como lo haría cualquier imbécil
con un par de monedas.



-Johnny Mala Muerte.